Caminábamos entre las hojas, esquivándolas.
-Uno, dos, tres-
Sentías en tus manos el ruido verde de las gotas que caían. Mientras conversábamos, las escuchabas.
-Uno, dos, tres-
Yo recortaba estrellas y las dejaba para siempre
-una, dos y tres-
en el plato hondo de La Sopa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario