04 julio 2013

Gertrudis Mansalva

La abuela, Gertrudis Mansalva, estaba mal de salud y ya sabía que le quedaba poco tiempo. Fue por eso que antes de morir (el  miércoles 7 de septiembre de 1928) decidió con urgencia escribir su testamento.

“Pero, ¿para qué si no tengo a nadie?” pensó consternada. Hasta que recordó que estaban los hijos de Rulfo y Rebeca (sus nietos): Constanza, Hermenilda, Bonifacio y Juan. Los primeros tres (todos de Rulfo) nunca se habían portado bien con ella. “¡Al menos una vez al año, desgraciados!”, Gertrudis podía escuchar sus voces, con una mezcla de angustia y rencor. 

Así es que sólo quedaba Juan, que si bien no la visitaba (pues vivía lejos en San Marcos Sierras) siempre se acordaba de ella en su cumpleaños. Decidió entonces con sus últimas fuerzas ir a visitarlo a San Marcos y dejarle su carta-testamento.

Miércoles 7 de Septiembre de 1928, 13 horas, 24 minutos y 53 segundos: “¡Ay!” fue lo último que dijo cuando el infarto masivo del miocardio hizo explotar su débil corazón.

                La casa de Olivos, las propiedades de Córdoba y todos los libros le había dejado. Sin embargo, al enterarse de esto, celosos, sus primos organizaron el golpe. Menos de una semana más tarde la carta había sido robada y Constanza, Hermenilda y Bonifacio se hicieron así de la jugosa herencia.

Carta robada.

Eithan Hochman

05 mayo 2013

La sensación había hecho
su trampa para los matices. Colores
para las vocales, vocales para el dolor,
árbol, nube, sapito.

Gestos para una desmesura
llamada "la poesía". Los poemas
sus dibujos, la hora de música
vivían para su locuacidad de hacer
imágenes
vestigios de las formas antes
de que entraran de nuevo
al mundo de las cosas.

Fastos, Arturo Carrera

29 octubre 2012


Vivir en una habitación ¿qué es? Vivir en un sitio ¿es apropiárselo? 
¿Qué es apropiarse de un sitio? ¿A partir de qué momento un sitio es verdaderamente de uno? ¿Cuándo se han puesto a remojo los tres pares de calcetines en un barreño de plástico rosa? ¿Cuándo se han recalentado unos espaguetis en un camping-gas? 
¿Cuándo se han utilizado todas las perchas descabaladas del guardarropa? 
¿Cuándo se ha clavado en la pared una vieja postal que representa el sueño de Santa Úrsula de Carpaccio? 
¿Cuándo se han experimentado allí las ansias de la espera, o las exaltaciones de la pasión, o los tormentos del dolor de muelas? 
¿Cuándo se han vestidos las ventanas con cortinas al gusto y colocado el papel pintado y acuchillado el parquet?

George Pérec, Especies de espacios

Porque sentir es lo primero
el que preste atención
a la sintaxis de las cosas
nunca te besará del todo.
Ser un completo idiota
mientras es primavera en el mundo
le parece muy bien a mi sangre, y que los besos
son un mejor destino
que la sabiduría
nena, lo juro por las flores.
No, no llores
-el mejor guiño de mi mente vale menos
que el aleteo de tus párpados que dice
que somos uno para el otro:
riéte, entonces, recostada
entre mis brazos,
porque la vida no es un párrafo. Y la muerte
me parece que no es ningún paréntesis.
E.E. Cummings

14 octubre 2012

En algún lugar que nunca he recorrido, 
gratamente más allá de cualquier experiencia, 
tus ojos encuentran su silencio:
En tu más frágil gesto hay cosas que me cierran, 
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca;

Tu más leve mirada fácilmente puede abrirme
aunque me haya cerrado a mí mismo como dedos,
me abres siempre pétalo por pétalo como la primavera abre
(tocando hábil y misteriosamente) su primera rosa,

O si tu deseo fuera cerrarme, yo y mi vida
nos cerraríamos hermosa y súbitamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosamente;

Nada de lo que hemos de percibir en este mundo iguala
el poder de tu intensa fragilidad; cuya textura
me impulsa con el color de estos países,
dando la muerte y para siempre con cada aliento.

(No sé qué hay en ti capaz de cerrar
y abrir; sólo algo en mí comprende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas.

E. E. Cummings

19 agosto 2012

Preludio de esperanza.

Cantas y cantas hablas y hablas
Y ruedas por el tiempo
Y lloras como lirio desatado
Y suspiras entre largos agonizantes que no saben qué decir
A veces también ríes con tus huesos de gran noche
Señalados en su sitio de esqueleto
Designados en su trozo de tierra saludando al cielo
Pide conformidad para tus altos intereses
En el país de la esperanza que despierta en tus costillas
Pide lección al árbol acusado por sus excesos
Y sus alas habituadas a todo trance
Escucha la salida del río escucha la sombra adentro de la flor

Cantas y cantas hablas y hablas
Y sueñas que la especie olvidará tinieblas
Pronto pronto el olvido del llanto
Las lágrimas armadas de tan lejana luz
Como animales numerados que van saliendo del mar
Pronto el olvido de tanta sombra suspirada
Pronto el futuro de horizontes que conoce su pasión

Cantas y cantas
Y tienes una voz acumulada
Tienes una voz con ciertos lados dolorosos
Y ciertos rincones impacientes
Y gotas de astros perdidos por su tierno corazón
Tienes cascadas en tus regiones más pensadoras
Tienes objetos convertidos en vidrio al fondo de tus ojos
Tienes rutas nacidas para el obscuro sonar de la garganta
Pues hacer un nudo de puertas con tus enigmas
Y así mismo desatar el tiempo entre sonidos y presagios
Puedes dar una parte a tu luz en el camino mismo

Hablas y hablas
Y ya sabemos que es como el ruido de la lluvia
Que cae de cabeza sobre el campo
Pero tu ruido lleva sueños y puntas de hojas pensativas
Lleva un bronce que ha escarbado cenizas y montañas

Cantas y cantas lloras y lloras
Y en tu llorar hay el combate de la muerte y de la marcha
Todas las últimas batallas con su color de límite
Y en tu silencio crecen árboles tan decididos como las borrascas
Y la muerte obedece a su mundo tembloroso
Ardiendo en sueños de clave visionaria

Hablas y hablas miras y miras
Y sientes la corteza que te separa de las ansias ajenas
Sientes desde adentro de ti mismo
Los impulsos del mundo los latidos de la tierra
Y los tormentos de todas las crisálidas
En su escafandra de enigmas
Sientes las alas ciegas de tus signos jadeantes
Y esa agua olvidada de sus mares que corre en tus arterias

Cantas y cantas ríes y ríes
Y tienes una dulzura que te come los huesos
Y oyes crujir la tierra que no sabe su nombre
Y le duelen los árboles
Le duele el mar con todas sus olas
Le duele el paso de los hombres
Y los arroyos obscuros que se entrecruzan
En un pacto ungido por la nobleza de sus años

Lloras y lloras miras y miras ríes y ríes
Y te detienes pensativo en medio de tantos ecos
En esta tierra de entusiasmos secretos
En estos vientos que traen apariencias de destinos
Y contemplas de un lado el empezar del mundo
Del otro la noche de cristales espantados
Y te vas y buscas ansioso
Esa música rasgada por donde se evade la casa
Y desaparece moviendo el corazón entre fantasmas
Cuando el sol te reemplaza de repente
Qué quieres que te diga
A tiempo de mirar caen las plumas
Como vejez de palabra en traje de alma
Qué quieres que te diga
El mundo baja por tus angustias a tu encuentro

Cantas y cantas hablas y hablas
Y te olvidas de todo para que todo te olvide
Hablas y hablas cantas y cantas
Lloras y lloras miras y miras ríes y ríes
Y te vas en silueta de aire


Vicente Huidobro.